19.2.06

El taxi del terror

Como resultado de mi nueva chamba, mi hora de salida suele ser a la una de la mañana. Muchos de ustedes sabrán que a esa hora ya no hay Metro, y si no se tiene carro, la alternativa es un taxi de sitio que te lleve sano y salvo a casita.
Sin embargo, en la redacción me enteraron de la leyenda urbana del sitio del que pedimos el transporte: existe un taxi, Atos, manejado por un tipo alto y corpulento... que maneja de la chingada y, lo peor, lo sabe y no le importa.
Terminé de cerrar el periódico y pedí mi taxi, junto con el de otro compañero. Desde la primera llamada, las cosas pintaban mal:
-Señorita, sus taxis están en la calle de Ayuntamiento.
-¿Por qué?- dije yo.
-Porque Morelos está cerrado; está en obras.
Caminé y vi dos autos juntos: un Tsuru... y un Atos. Gulp. Vi al chofer que me llevaría. Era alto y corpulento. Doble gulp, pero pensé: "igual es pura coincidencia".
Enfilamos hacia mi destino a toda velocidad, rebasando carros y altos. Para ese entonces ya me había percatado que iba a bordo de El Taxi del Terror. Rogué llegar completa a mi casa. Pero venía lo peor...
Primero, antes del cruce de Av. Cuauhtémoc y Viaducto, el tipo pasó un bache que me hizo brincar. Me dice cínicamente "hasta rebotó, ¿verdad, señorita?". Yo por dentro chillaba de miedo y me aferraba a mi mochila.
Justo al llegar al centro de Coyoacán, a unas cuadras de mi casa, se dio la hecatombe.
El fulano venía hecho la madre y jamás vio el tope. Imagínense a un Atos (o como muchos lo dicen, un Tupperware con motor) pasando a unos 100 km. un topecito. ¿Ya? Ok, ahora imagínense que mi columna es un acordeón que abrió y cerró en menos de dos segundos. ¿Ya? Bien. Ahora, visualicen al PENDEJO chofer diciendo... "Perdone, no vi el tope. ¿Llegó hasta el techo?"...
Entre mi dolor y mi cara de "chingue a su madre", llegué a mi casa. Al entregar mi recibo obtuve otra disculpa. El tipo arrancó sin esperarse a que yo entrara, tal como lo hace el resto de los choferes y casi toda la gente decente.
En este momento me duele mi cuello. Mucho. Sé que no fue mas que el impacto y que no necesito collarín ni nada. El hecho de comprobar la existencia de los mitos es mucho más aterrador.
Mañana llegaré con mis compañeros a iniciar la cooperacha para comprarme mi carro. Se aceptan también cooperaciones voluntarias de los lectores.
Auch. Triple Gulp.

6 comments:

Chinísima said...

Vaya, ¡Soy la primera!

Cuántas cosas te han ocurrido. Un sueño hecho realidad, el festejo de tu abuela y el concierto de U2, sin contar que casi te mata ese taxista... jajaja.

Yo casi nunca tomo taxi, hasta ahora no me he visto en esa necesidad. Eso sí, creo que prefiero a un cafre que a un loco violador en potencia, jajaja.

¡Muchos saludos!

P.D. Me identifiqué mucho con tu post del 14, vivo casi lo mismo. Es más, pasé ese día con alguien a quien quiero más que como amigo.

Frodo said...

Jajaja, me habría encantado ver esa cara de "chingue a su madre".
Yo no soy cafre, sin embargo tengo una mala suerte para los topes, me he pasado varios y una vez mi mamá llegó al techo como tú, lo bueno fue que no le vi la cara, jaja.

Frodo vuela topes.

Capi said...

EL TAXI ASESINO, es casi como la guerra de las calafias aca en Tijuana. Y vaya que siempre que voy a México me da miedo el modo "Chilango" de manejar, es como una selva, pero bueno, es harina de otro costal. Pues que se apliquen a juntarte para el carro no? para que me des aventón un día de estos. Ojalá te sientas mejor y le hubiaras dicho al taxista que chingara a su madre, no te hubieras quedado solo con la cara. Un beso.

Jessica Sosa Echagaray said...

JAJAJAJAJAJAJA
JAJAJAJJAJAJA
JAJAJAJAJJAJAJAJAJA
JAJAJAJAJAJAJA
NO MAMES!!!!!
AY WEY, SI ME VIERAS RIENDO
JAJAJAJAJA....

Wolfgang-bang said...

Hey Capt´n Guayaba: Me parecen más peligrosas las calafias de la muerte por allá, pinchis ecovans modificadas... recuerdas las lluvias del 92?, las vialidades estaban desmadradas... recuerdo que pa llegar a mi casa en Alba Roja la calafia tenía que cruzar por un puente desmadrado de la represa y las piedras causaban tal efento en los madreados amortiguadores que los madrazos en la cabeza eran inevitables...

Claude Sandbed said...

ay, wey... Mexico de marugada, no me imagino!!!

y con tremendos tipos al volante...

shale... saludos