Es impresionante lo que una figura pública puede hacer en México.
Sea un "artista" o el mismísimo Presichente, el simple hecho de que los ojos del ciudadano de a pie constaten que esa persona que ve en la tele, de la que hablan en la radio existe, respira el mismo aire en el mismo espacio-tiempo, puede hacerlo dar de brincos, gritar "Aquí, Fox. ¡Fooox! ¡Salúdeme!" y basar su felicidad en haber estrechado su manaza o haberle tomado una foto movida.
Por cuestiones laborales pasé mi mañana del sábado en el Museo de Antropología, en un evento sobre el programa educativo Enciclomedia. Unas cuatro mil personas, entre niños, padres de familia, prensa y metiches diversos, con la panza de farol y la desvelada del viernes a cuestas, pasamos cuatro horas de frío y malestar bajo la fuente de Tláloc escuchando al Presichente hablando de todo y nada; de lo maravilloso que es el "pizarrón electrónico" (sic: Enciclomedia no es un pizarrón, es un software educativo) y demás cuestiones protocolarias propias de eventos así.
Lo interesante del asunto estuvo al final del acto. Como impulsados por resorte, los concurrentes se arremolinaron en las vallas de salida para ver "de cercas" (resic) a su H. mandatario.
El tipo lo sabe y lo disfruta. Va dando manos y sonrisas, saludando, como si nada en el mundo fuera más importante que eso.Y, aunque se expone potencialmente a cantidad diversa de vituperios, no le hace... estrechar manos y escuchar que los chavitos le dicen "oiga, señor Fox, yo soy chiquillo, salúdeme, tómese una foto conmigo" es una de las cosas que le hizo llegar a la Presidencia y mantenerse, pese a los madrazos que diario leemos en la prensa o el escarnio que esa gente, los papás, los chavitos, le hacen a las espaldas.
Pese a todo lo negativo que ha hecho, no creo que Fox sea una mala persona. Se le ve la bonhomía en la cara; entrar al "stablishment político" lo hizo perder el brío y la sonrisa.
Ya no es, cierto, ni la sombra del candidato; el peso del Estado es sumamente cabrón.
Pienso en la canción de Jumbo: Pequeño gran rockstaaaar/Todo acabó/Te traigo una tutsi pop para que/dejes de llorar... y me imagino a su Presichente esperando el día en que pueda volver al rancho San Cristóbal. Sabe que en su pueblito o en cualquier lugar que pise, la gente le seguirá pidiendo fotos y gritándole "¡Fots, Foooots!".
En ese entonces, sin el peso de la banda presidencial, yo creo -por su bien- que volverá a sonreir.
PD. Por cierto, sí tiene una manaza del carajo. Mi manita se sintió taaaan diminuta...
7 comments:
Quisiera ser presidente nomás pa´ saludar.
Si caray, siempre impone la presencia del preciso. Es una emoción bastante extraña, ¿a poco no?¡Tanto que lo hemos criticado! Estoy totalmente de acuerdo sobre que es un bonachón, pero lástima de equipo, como que le metieron el pie y nunca lo cuidaron como merece una figura de tal envergadura :(
Weeeeeeeey, casi lloro cuando leyó el discurso. Sentí retechingón, me imagino que tú tambien. Sí, sí, ya sé que la medio regó al final, pero eso ya nunca se lo vamos a cambiar. Tiene súper posicionado lo del "pizarrón computarizado con conexión a Internet" (ja, ja, ja).
La neta creo fue una batalla librada. Ahí la llevamos, a paso lento, pero caminando. ¡Felicidades morra!
Aprovecho para decirte que me encanta trabajar contigo, es viaje mágico musical. Un abrazo.
No le apuestes mucho, éste (como munchos) vendió su alma desde que entró al PAN (igual que los que entran al PRD y al PRI)... y aunque sonría de nuevo (lo cual no me quita el sueño), yo sigo esperando mi bocho, mi changarro, la solución que era cuestión minutos en Chiapas y mil pensejadas que prometió con un infantil, fundamentalista, berrinchudo y ridículo "YA". En fin, este tipo (como munchos) me ponen de malas... luego te platico mi encuentro con Labastida, jajaja.
El pedo de todo fue la méndiga de Martha (¿así se escribe?) y sus cuates los súpermochos como el Abascal.
Hay claroscuros, como en todos lados.
Más oscuros, creo.
Frodo no ha conocido a ningún preciso.
jajaja... Ahora sí me hiciste reír con la recreación del suceso.
Así es, en México, tooodos son fetichizados, igual quieren tocar a un rocker, que al Papa, que a Fox.
Tienes razón, Chente no es mala persona, pero a veces se le va la onda y saca a relucir su ignorancia, ja.
Ojalá la sonrisa vuelva a su rostro. Por cierto, ¿tocaste la mano de Fox?, ¿en serioooo?, jajaja.
¡Saludos!
Pues si, el tipo es cómico, agradable y tiene un gran carisma. Creo que todos sabemos que llegó a portar la banda presidencial gracias a que ganó un concurso de popularidad. Si que si, ya que se quite la banda, volverá a sonreír mientras cabalga un pony. Saludos de un capitán completamente crudísimo. De lo de la canción de mi santo patrono, mejor te quemo unos CD's ahora que vaya a México.
Ah! mi amiga periodista, qué orgullo tener cerca a tan buena escritora!
-- ¡Oye Fox! ¿Y por qué tienes esas manos tan grandes?
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