31.8.07

Algo así como la antología de Shakira

Y un exorcismo...

Hoy me di cuenta de que antes de conocerte no le quitaba las etiquetas a las cervezas. Tampoco me acercaba a la comida para olerla... Y tomo el volante, en calma, como tú: de la parte de abajo y sólo con dos dedos. Me gustaba el verde, sí, pero más desde que lo vi puesto en ti. Y supe de Juanito Monedas, y las bombas españolas, de los vascas, también de los que hacen covers bien chidos a canciones de Santo y Johnny. Suspiré viendo un estúpido blueberry muffin. Y cuando estaba en Puerto Vallarta, comí en un lugar que te habría encantado. En fin, tantas y tantas cosas que dejaste en mi manera de ser y de hacer... Ahora más que nunca me enorgullezco del color de mi cabello.

Imagínate si algún día el amor se hubiera hecho para los dos, creo que las fronteras entre ambos se habrían borrado...

18.8.07

Pausa. Perro. Perdón. Planes

Estoy que me siento a escribir y nada más se me acaba el tiempo. Tenía en mente tantas cosas por compartir que ya se me hizo bolas el engrudo... Supuestamente mi escapada a la playa había servido para poner mi cabecita en orden, en un equilibrio que perdí en febrero por lanzarme alegremente a tener otro trabajo que me dejó un chorro de satisfacciones (Bat, Mao, Betina, Jess, los quiero y los extraño) pero más en el orden afectivo que en el profesional; ahí el saldo fue dudar si lo que hacía era lo correcto. Pero bueno, eso terminó y me largué a la playa... Guayabitos, Nayarit, como ya lo he escrito, es un lugar maravilloso para pensar y relajarse... y mi idea era ahogarlo en el mar, que se fuera con (conste que digo "con", no "como") la indeseable basura que afea la arena, pero las olas en "la alberca más grande de México" no lo permitieron. Furiosas, lo devolvieron. Lo regresaron también en la lectura de Mira si yo te querré, de Luis Leante, cuya premisa es que ni el tiempo ni el desierto pueden detener al amor. En síntesis: Nada más me estaba haciendo pendeja porque no hacía otra cosa mas que desear verlo, estar con él, abrazarlo. Tenerlo cuando está más lejos que nunca, en un punto sin retorno...
Y de vuelta a la realidad de la ciudad, los pendientes y las obligaciones (todas ellas, antes de entrar al diario) se dejaron caer... que si la plomería, al coche le fallan los frenos, hay que descongelar el refri, bla bla bla... entre todo ello se desveló una tristeza, porque mi gata, la Fontana Bella, se escapó de casa. Me dejó solita y simbólicamente cerró un ciclo donde pedía desesperadamente ayuda, compañía, afecto doméstico.
***Pero por algo pasan las cosas***
Se supone que he tenido una limpieza mental. Que estoy con nuevos bríos emprendiendo cosas nuevas. No me moveré de esa voluntad aunque haya ciertas cosas que me hagan querer tirar todo al caño. Al amor, tiempo para encontrarse (o como dirían Los Tres, "el amor tendrá que esperar un buen rato para descansar de tú y de mí"). Y a la vida, agua y ajo. Aunque nunca está de más la ayuda: he decidido adoptar una perrita que aunque ya me destrozó los lentes, está llenando un poco mi voluntad. Y estoy pensando un poco en aquello del perdón. En buscarlo y concederlo. Nada pierdo. Ganaría un chingo. Paz, sobre todo. ¿Quién quita es chicle y pega?
Respiro. Uno, dos, tres. En la sala ladra La Bonita. Creo que es hora de salir a dar un paseo.