10.1.06

El VIPS al olvido

Descascarillando las nueces del olvido,
olvidando que los recuerdos también se olvidan,
las ratas del amor del barco ya son submarinas,
son memoria marchita, ausencia de vida.
Javier Corcobado

El VIPS del Teatro de los Insurgentes, además de ser un buen lugar para vomitar después de haber visto "Cabaret", fue para mí un sitio especial donde platicaba sabrosamente mis confidencias a alguien que amé mucho. A veces nos acompañaba una tercera persona y a veces más. Pero generalmente éramos aquella y yo. Nuestra amistad y nuestra vida.
Ayer por la noche, montadita en el Metrobús, volteé hacia esa dirección y: ¡oh, sorpresa! El VIPS había desaparecido; ahora no hay mas que una valla metálica con anuncios varios, como las que inundan las obras negras de esta ciudad. Ya. No había absolutamente nada: ni mesas, sillas, café, cigarros o recuerdos.
Hace mucho que no transitaba por Insurgentes, otrora camino diario al trabajo. Sentí muy raro, porque fue como esas cosas materiales que desaparecen para recordarte que ciertos asuntos afectivos también se van de tu vida por distintas circunstancias.
No sé si ese VIPS sólo vaya a ser remodelado (es lo más probable); sin embargo, no será ese remedo de lo kitsch que, por sí mismo, es el Teatro de los Insurgentes. Tampoco será lo mismo con esa persona confidente y amada, pues siempre habrá una fractura que duela y cale hondo, que haga vomitar.

2 comments:

Dantés said...

Ah! yo también sentí gacho... se fueron por ahí algunas buenas pláticas con ciertas personas... ese VIPS era toda una tradición...

Jessica Sosa Echagaray said...

a mi me choca el VIPS, no importa cual sea, pinches meseras, siempre me atienden mal
lamento contradecirla, profesora, pero que bueno que murio ese VIPS
ojala pronto mueran todos
ÑACAÑACAÑACA