6.1.06

Canicas


Hoy platiqué con un muy querido amigo a quien aprecio y respeto, sobre todo, por su gran sentido de la inteligencia. Es un tipo sumamente claro en sus ideas, producto de largas reflexiones y lo que él llama "crisis". En una de esas salió que esta perra vida, cada una de sus situaciones, es como un juego de canicas: al principio no sabes cómo se juega o si hay reglas para el "chiras pelas". De pronto te das cuenta que para entrarle hay que tener una con la que te acomodes --de perdida, una agüita--. Ya que diste con ella, la usas y la usas hasta que se termina o hasta que te das cuenta que tus dedos son tan grandes que es imposible manipularla.
Me gustó su analogía.
Pero más me gustó su sentido de lo abstracto y lo concreto. Todos nos guiamos por esto último para establecer nuestros parámetros, incluso, el de la felicidad; está ahí el error, decía, puesto que para concebir la verdadera felicidad, ésta debe basarse en un asunto meramente abstracto, cuyos estándares están en cada quién.
Filosofía o no, charla de borrachos o no, me hizo sumamente feliz.
Y también sus ojazos de miel.

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