4.1.06

Amor completo, mollera rota


Estos cinco locos que ven aquí son más unidos de lo que creen. A veces se nos ocurren cosas como la de esta noche, que hacen feliz a uno y, por ende, nos llena de aliento a los demás.
Pues departíamos en uno de los VIPS de la ciudad, con motivo de todo y nada. Ella recibió una llamada de su amor, que regresaba a su ciudad de residencia tras las fiestas. Una relación que ha batallado por más que la mera cuesión de la distancia (física y emocional). Su autobús salía a las doce de la noche, en la central del norte; nosotros, en lo más recóndito del sur.
Mientras chacotéabamos con la cara lela-triste-nostálgica que ella puso al escuchar su celular, a los demás nos invadió la idea de darle una sorpresa al muchacho. Pero ya eran las 11.15 de la noche. ¿Llegaríamos? "Chingue a su madre, por Eje Central llegamos en joda", dijo otro de ellos. Pagamos la cuenta, corrimos hasta el coche, estacionado a cuatro cuadras y emprendimos el camino.
Sonaba a tarea estúpida, pero divertida.
Estábamos en el carro, a toda velocidad, con los sigas a nuestro favor. Arribamos a la de camiones del Norte en 20 minutos, luego de pasar por un vado que que me rompió la mollera (de hecho, ahora me siento como si me hubiera tomado todo el alcohol que sale y no sale en esta foto... me duele la choya y el cuello).
Puerta dos. Un chingo de gente que volvía a su destino o escapaba de él. Como siempre sucede en estas cosas donde el tiempo es breve y la esperanza es mucha, ¡¡¡nos equivocamos de puerta!!! En fin, a correr porque eran 11.45.
De pronto, lo vimos; yo lo conocía desde hace mucho y él me reconoció. Pero la importante era ella, que venía tras de mí y flanqueada por otro de ellos mientras los demás buscaban estacionamiento.
Se abrazaron al estilo novelesco, al estilo del amor aferrado e intenso. Se besaron, intimaron en medio de cientos de personas.
Cumplimos nuestro objetivo y fuimos sumamente dichosos (pese al dolor en la cabeza). Y digo fuimos porque la alegría de ella fue nuestra misión cumplida y porque creemos aún en los finales felices.

1 comment:

Chinísima said...

¡Misión cumplida! ¡Esos son amigos!... Y yo que pensé que ya no llegaban... me emocionó el relato.

¡Muchos saludos!