19.3.06

Se me olvidó que tenía blog, pero ya regresé...

Para Carlitos y Gaby, porque esa sonrisa compartida dure como el tiempo mismo

Primero quiero ofrecer una disculpa a todos mis pocos lectores. Ha sido una semanita un tanto agitada entre ajustes en la chamba, juntas, trámites de contratación y un evento importante. Quizá, inconscientemente, no me sentía con muchas ganas de postear...

Pero hoy sí.

Estoy entrando a esa etapa donde todos mis amigos se empiezan a casar o, si no, a tener una pareja estable. Este sábado se casaron dos grandes amigos, Carlitos y Gaby. Una boda ideal, por varias razones.
Días antes de que diera el "big step", le pregunté a Carlitos si estaba listo para este menester. Y contestó algo maravilloso: "para estar con ella, siempre he estado listo".

¿Será que, aunque no lo sepamos, siempre estamos listos para esa persona y por güeyes no la veamos? Carlos sí logró ver entre todo el mundo a ella, a Gaby: una mujer exitosa, talentosísima diseñadora, creativa, metódica. Siempre con una gran sonrisa y el comentario mordaz y atinado para cualquier situación. Un complemento perfecto para Carlitos, a quien desde que conozco lo he querido y la vida profesional me dio la oportunidad de trabajar a su lado. Un hombre maravilloso, capaz, de un humor increíble y atinadísimas reflexiones. Amigo en toda la expresión del término.

Pues bien. El estado de Morelos fue el escenario. Una bodita tropicalona con un sacerdote chacotero pero bien inteligente. Una misa linda donde no hubo espacio para el sentimentalismo ramplón, sino para el auténtico, para la emoción de ver unirse a dos personas que verdaderamente están convencidas de lo que están haciendo. Ambos, en la famosísima declaración de "y prometo serte fiel hasta que la muerte nos separe", terminaron con la frase "porque te amo". Suena a lugar común, a rancio cliché; pero no en ellos.

La recepción fue todo alegría y fiesta. Bueno, hasta donde me tocó ver, puesto que tuve que volver a México a cerrar la edición del diario. Después me contaron que hubo fuegos artificiales al son de "City of blinding lights", de U2 y que el ahora marido terminó en la alberca... y bien jarrita.

¿A qué voy con todo esto? A que aún se puede creer en el amor a esas alturas y en el convencimiento de que es para siempre. No puedo ni podré concebir a esos dos sin el otro a su lado. En su casa llena de plantas, con sus perros y sus gustos dispares; con su afición por el cine o de pasar una tarde cheleando con los amigos. De conservar, cada uno, su independencia completando lo que el otro hace. De cada quien bajarse sus propias neuras. En fin, de ser uno en dos personas.

Felicidades, Gaby; felicidades Carlitos. Que esto sea hoy y para siempre. Sé que así será. Cuando estén en Zicatela, Puerto Escondido, vean el atardecer entre el mar embravecido. Mírense a los ojos y disfruten su felicidad. Todos los demás seguiremos creyendo que sí se puede amar tanto a alguien.

2 comments:

Capi said...

si, es chistoso como a cierta edad, vas viendo como tus amigos se comprometen en matrimonio o en relaciones duraderas, y luego te sientes raro, por lo pronto, y para mi fortuna, en la bolita habemos muchos desgraciados irresponsables borrachos, entonces no nos quedamos solos. Que a toda madre cuando encuentras una persona asi y pues que buena onda por tus compas, ojalá les vaya bien, y pues usted a chambearle en el diario y que bueno que le vaya mejor. Un beso.

Frodo said...

Es bueno escuchar de estas historias, sobre todo cuando estás rodeado (como yo) de puro cábula que dice que el amor es una payasada. Lo que cuentas lo estimula a uno.

El Frodation.