30.8.06

Mariana


Llegó unos tres días después que yo a la redacción, lastimada de la pierna por haberse puesto a jugar uno de esos deportes que tanto le gustan. De inmediato hubo química y simpatía, que poco a poco se fortaleció cuando íbamos a comer al ahora inexistente Tesmolito y me indujo a los perversos placeres del té Chai frío del Starbucks. Me acuerdo, también, que la primera vez que comimos en un changarro de chinos me dijo del gran amor que sentía por su chico, Ignacio. Y también de que a veces le fastidiaba el horario, el ritmo, la tensión de hacer un periódico. O, también, en el camino de Parque Alameda al diario, de cómo recordaba con nostalgia sus partidos, sus esfuerzos y sus días en que el deporte regía su vida. También de las broncas del horario y las fechas del calendario, las cuales, al parecer, implicaban el reto de la convivencia con alguien ajeno al trajín periodístico.
En fin, como siempre pasa en las amistades que inician desde la convivencia laboral, Mariana decidió tomar un camino distinto y a la vez, más amable con ella y lo que quiere en su proyecto de vida. Y hoy nos deja, en medio de una tristeza porque ya la comida no me sabrá igual, porque el café, por supuesto, nunca será el mismo; ni las confidencias, ni el babear por los deportistas guapos (Cannavaro en primer lugar para ella, Zidane para mí).
La separación no será total, porque su columna seguirá saliendo cada tercer día y, en estas épocas de amistades virtuales, seguiremos teniendo pláticas comunes que poco a poco irán cambiando de tema para volverse un recuerdo o, mejor aún, el fortalecimiento de una amistad padrísima con una persona poca madre, que se entrega, que es comprometida y que me enseñó a creer que alguien todavía se puede enamorar hasta la médula.
Suerte, amiga... que nos volveremos a encontrar.

4 comments:

Frodo said...

Suerte a tu amiga.
¿Zidane se te hace guapo?
Allá tú.

Frodo no se rie porque se agunta, jeje, Zidane.

Capi said...

Si, pues el trabajo sirvió para que se conocieran, y pues ahora ya llevarán una amistad mucho mas retirada del plano laboral. Besos tristes. Por cierto, de féminas, la reyna de Reynas se llama Anastasia Mynskina y es tenista rusa.

cris... y nada mas said...

oorale ke padre :)

saluditos :P

Chinísima said...

Esas amistades son las buenas, o más bien las que se pueden llamar así, amistades.

Cierto, las relaciones que surgen del ambiente laboral a veces son de las más gratas, nos llenan de recuerdos, aunque siempre es un tanto triste cuando los caminos se van separando.

¡Muchos saludos!