Hoy es uno de esos días en que detesto quererlo tanto. Porque eso que siento hace que no me pueda mover, ni ver más allá, ni nada. No sé si estoy avanzando hacia algún lado; no sé, tampoco, si tengo un futuro o sólo estoy retrocediendo en la construcción de algo importante. No sé nada. Muchos me dicen que prosiga y otros, que tire la toalla pues usted no tiene mente ni silencios ni esperanzas mas que para su propio pasado. ¿Qué más da si lo dejo de ver como lo siento? Le vale madres. ¿Qué pasa si me mantengo y sigo quebrándome la cabeza en devaneos o en estrategias o simplemente en honestidades? También le importa un carajo. Sólo le importa lo que siente, lo que deja de sentir y lo que pueda ser en un afán que no está muy lejos del egoísmo... A fin de cuentas, ¿qué más nos da si la nada es nuestro estandarte?
Y es cuando alejo mi perspectiva y me veo. Ese yo externo pasa por todos los pensamientos, desde el "estás estúpida" hasta el de "la perseverancia tiene sus recompensas". Esta noche es una en la que no creo eso. Usted suspira y yo lo hago más fuerte, aunque siempre en distinta dirección. Usted se queda un minuto y yo quisiera retenerlo como el aire frío de la madrugada. Usted tiene miedo. Yo no sé siquiera, si con usted, aspiro a eso.
¡Qué jodido!
4 comments:
Dile: Deja a Ramira; vente conmigo
Me retracto. No le digas nada.
jodido es poco...
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