2.2.09

Thanks, Holden

No cuenten nunca nada a nadie. Si lo hacen, empezarán a echar de menos a todo el mundo.

J.D. Salinger, The catcher in the rye

Lo reconozco. No soy la mejor lectora del mundo, aunque tampoco me entusiasma serlo. Es por un solo motivo. Los libros me dan lo que necesito en el momento justo. Son oportunísimos. Fue uno de un autor español hace unos meses el que me ayudó a llevar mejor la muerte de mi mejor amiga; después pensé que lo sería otro llamado "Alta fidelidad" para entender mejor a alguien , pero lo dejé a la mitad (algún día lo retomaré). Ya no era necesario. Y no los leo precisamente por esperar encontrar algo. Llego a esa conclusión hasta que cierro la última página. Aunque he de reconocer que me guío mucho por el título en esa necesidad de darle paz a mis tormentas, a mis preguntas.
¿Por qué he dicho esto? Ah, sí. Porque estoy regresando a mi espacio con miedo. Me he percatado que eso que nutría (desde mi perspectiva) este espacio se encuentra vacío. Por llamarlo de algún modo, los vuelcos del corazón. No hay mucho tiempo para eso desde hace varios meses. Y porque la situación verdaderamente me aterra es que me trago esa sensación, lista para teclear.
La frase de Holden Caulfield sintetiza mi poca -o mejor dicho, nula- gana de escribir. Ya no quiero echar de menos ni añorar cuando había motivos para ponerme loca de contento por los ojos de alguien. Y no sólo pasa por ese sector el asunto, sino por los días en que había esa posibilidad de matar el tiempo y entonces se volvía el catalizador de las historias y las reflexiones más serenas. Creo que por eso es que tomé vacaciones. No tanto por el cerco administrativo de hacerme de unos días antes de cumplir un año más en Milenio. Quería ocio, no pensar, no angustiarme, no tener que medir mi jornada y mi pensamiento en función de bloques, full tracks o bites. Si bien sólo es una semana, hacer cualquier otra cosa que estar pegada a ese puto ENPS me hará bien para volver a planear y abrir los ojos, respirar aire de mar. Abstraerme rascándole la panza a mi perra.
Y en esas estaba el sábado por la tarde, sentada en el gélido pasto de las islas de CU, cuando un niño llamó mi atención. Pirinola de no más de cinco años. En un monopatín. Disfrazado de Batman. Empezó a jugar con otros chicos. Se caía y volvía y echaba a correr como si se fuera a terminar el oxígeno. Se parecía tanto a ti de niño, con tu casco de futbol americano y tu mirada chueca. Creo que también su nombre terminaba con "O". Me hizo sonreír y respirar en paz. Un bello rato de ocio que llenó mi tanque.
Y decidí escribir de nuevo. Qué importa echar de menos si siempre en esa añoranza vendrá la sonrisa del recuerdo maravilloso de haber estado juntos compartiendo un pedazo de vida.
Mañana me desharé de muchas cosas que no me sirven. El miércoles inicio semestre. El jueves tomaré un avión para reunirme con familia en la que echaré de menos las navidades con olor a Bacardí y cigarrillo, un frío del carajo y el regreso a casa frente a los velatorios del ISSSTE en San Fernando. El domingo estaré aquí y el lunes, de nuevo a intentar sacar el mejor noticiario.
Por lo pronto leo "El libro de las ilusiones", de Paul Auster.

7 comments:

Zero_Cool said...

bueno ps hoy no tengo un buen comentario, simplemente me gustó lo que escribiste... como siempre, hay cosas de este post que identifico conmigo... pero como alguna vez escuche... esa es otra historia, cuidate mucho!!!

te mando un abrazo!! ;)

Waldo said...

Hola. Quiero que sepas que me has regalado las mejores palabras en mucho tiempo. Si algo sabía que ya no habría de encontrar en estos territorios era gente como tú. Ni hablar. Por fortuna en estos tiempos los contactos no se pierden fácilmente.
Gracias por tu sinceridad. Valoro enormemente que disfrutes lo hago. Porque la verdad es que no lo hago sólo para mí. No quiero que mi trabajo sea un refugio para huir del desencanto. Y creo que pensar que mi esfuerzo sólo trasciende dentro de una cueva es lo que desmotiva.
Gracias por presentarme tu existencia constantemente. Con tu apoyo espiritual revitalizaste un desierto.

Capi said...

Besos, me gustó mucho el post, como los tuyos, como esos que todo mundo cree entender pero solo tu, espero que todo ande bien y que le patees el culo al mundo a tu vuelta al noticiero.

Anonymous said...

quee ondaa :D
aqui ando en compu prestada.
loq ue pasa es que tengo una prima que tiene una enfermead que la deja practicamente inmovil y requiere multiples hospitalizaciones y me vine a su casa a ayudarle.. ademas mi compu se murio
y entre mi prima y que ando consiguiendo trabao casi no me queda tiempo, y cuando tengo tiempo no me prestan la compu xD jajajaja
saludos chica y en cuanto trabaje y tenga dinero te invito a mi rancho
cuidate

Stefie said...

Lindo post. ^^

Muchas gracias por tu comentario en mi blog. Me hizo sonreir como hace tiempo no lo hacia.

Un gran abrazo

Ismael said...

Ese verde aguacate lastima la vista, (más aún cuando es texto lo que contiene). Deberías hacer algo con ello, soy al único que le molesta?

Cigarrito Filosofal said...

Holden Caufield es un buen reflejo de lo que somos cuando no queremos ser nada, cuando no cabemos en nuestra mente y sentimos angustia, vacío de uno mismo.

Ceci, saber de ti me alegra, pues así no añoro los días de clases jeje.

Saludos

Liz.