20.12.07

El aventón

El sonido llegó y el tamborileo del corazón saturó mis audífonos. Pero era una falsa alarma; ese maldito texto del celular que dice “mensaje en espera. Demasiados mensajes en la bandeja. ¿Desea borrar ahora?”. No me quedó de otra. Y mientras el taxi iba despacio por Cuauhtémoc, a la misma velocidad releía para que el tum tum tum no se extinguiera –por alguna razón esperaba, deseaba y me sorprendí diciendo en voz baja: “que sea de él”–. Hasta que llegué a casa el remitente machó con mi esperanza. Tú, con una frase maravillosa, como las que en días pasados me has escrito o me has dicho. Vi la luna. Era como la de la noche anterior, la que vi desaparecer detrás de un camión de redilas estacionado en una calle de un muy, muy lejano lugar donde lo único que quería era llegar hasta tu puerta.
Pero llegué a tus labios y el viaje valió la pena.

1 comment:

Anonymous said...

Lindo...